martes, 3 de junio de 2014

Déja vue

Es una tarde de miercoles.

La última luz del día se escurre por el oeste difuminando el horizonte en una paleta de malvas, violetas y rosas. Estoy en un promontorio, en la base de una estatua, pensando muchas cosas sin encontrar solución... aunque todas me llevan a ti.

Quizás influya el hecho que últimamente las cosas no van bien, quizás es que en los albores de la cuarentena siento una responsabilidad muy grande con mi familia, quizás es que el sábado pasado hubieras cumplido 64 años... Quizás es que, simplemente, te echo de menos.

Parece que fue ayer cuando terminaba un curso de la universidad y venía a pasar unos días contigo, parece que fue ayer cuando, tras mucho tiempo, nos encontrábamos en el viejo París, parece que fue ayer cuando emprendíamos un extraño viaje a un lugar desconocido para disfrutar de unas vacaciones... Las últimas.

No fue fácil la travesía. Tú te empeñaste en luchar contra la enfermedad y al final acabaste luchando con todos. Yo también tuve mi parte de responsabilidad, ya que, si bien sólo tú y yo sabemos lo que nos hemos querido, tuve que elegir, y en esa elección te quise cerca, pero no conmigo.

Veo los años pasar y dos hermosas criaturas  comenzarán a reconocerte en fotos, a hacerse preguntas, a saber qué pasó...

El maldito cáncer se te llevó, pero sigues viva en nuestro recuerdo y en nuestro corazón.

TE QUIERO MAMÁ!

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