domingo, 12 de febrero de 2012

Año primero de la Comarca.

Pues ya estamos aquí...

Hace mucho tiempo que me rondaba la idea de iniciar un blog. De hecho mi mujer ya había "habilitado" una espacio para ello, pero unas veces por falta de tiempo, otras por el stress de esta vida diaria que llevamos el 99,7 por ciento de la población (los que no somos millonarios de dinero) y otras porque simplemente no me apetecía, no había llegado a lanzarme en esto de ser "blogger".

Pero heme aquí, en la víspera de una fecha muy especial, dando a conocer este pequeño espacio con la intención que sea punto de encuentro de madres y padres, para comentar sus experiencias y quehaceres diarios, y es que... soy padre. Y si todo va bien y Dios quiere volveré a serlo dentro de ocho meses.

Dado que soy un friki de "El Señor de los Anillos", haré referencia a lugares y personajes de la saga. Cualquier parecido entre ficción y realidad es pura coincidencia...

Soy padre, pero también esposo, hijo, nieto y amigo. Me gusta la vida en la naturaleza (en la Comarca), el deporte, la buena comida, viajar, el mundo del motor... Pero aquí soy fundamentalmente padre. Seguro que no el mejor del mundo, ni el mejor esposo, hijo, nieto o amigo, aunque me esfuerzo por intentar cambiar esos aspectos siendo consciente en todo momento que nadie es perfecto.

Estoy enamorado de mi mujer, Éowyn, y por supuesto de mi hija, Galadriel. Ellas dan todo el significado a mi existencia y son la razón por la que todas las mañanas me pego una panzada de kilómetros para ir al trabajo en lugar de mandarlo todo a tomar por saco, como muchas y muchos de vosotros, supongo. Y la culpa no la tiene la crisis, ni los políticos, ni los bancos, ni los empresarios que cada día piden más y dan menos a cambio... La culpa la tenemos nosotros, los ciudadanos de a pie, que cada cuatro años tenemos la insensatez de elegir a un puñado de sinvergüenzas para pagarles la jubilación cuando, tras ocho años de expolio, ya no les cabe nada más en los bolsillos.

Pero bueno, estoy aquí para hablar de mi experiencia como padre, y eso sí que no lo cambio por nada. Unos buenos amigos me dijeron una vez que puedes contar muchas cosas y la gente tendrá una idea aproximada de lo que quieres expresar, pero que no se puede contar lo que se siente al ser madre o padre. Doy fe de ello. Por mucho que quiera, una/o nunca será capaz de transmitir ese sentimiento hasta que sea madre o padre.

Galadriel llegó al mundo una mañana de octubre. Fue puntual a la cita, ya que Éowyn se puso de parto el día que salía de cuentas, y si digo que el parto fue lo mejor del embarazo no hace falta imaginarse el rosario de vómitos que mi sufrida Éowyn tuvo desde el minuto uno hasta la semana 34... En fin, ya pasó.

"Cariño, no puedes imaginarte lo bonito que es esto..."

Si a mi me cuentan hace doce años que asistiría al parto, vería salir a Galadriel del vientre de Éowyn y que, para más regocijo, me recrearía viendo la placenta, pues qué queréis que os diga... Hubiera pensado que mi interlocutora/or llevaba unas cuantas copas de más o que esa mañana había fumado hierba de la Comarca en mal estado. Pero el ser humano a veces saca a relucir un puntito de juicio saludable, lo que en el lenguaje de hoy en día llamaríamos "un cambio de chip", y en ese momento dices... qué narices, cuántas oportunidades más voy a tener? Y no es que me considere especialmente escrupuloso o hipocondríaco, pero la visión gratuita de sangre y otros fluidos tampoco me emociona particularmente.

Esto va dirigido a los padres caguetas, con dudas, que piensen que se van a desmayar o que no van a ser capaces: Yo también me sentí así, es algo lógico e inherente a la falta de experiencia, pero si os lo perdéis lo vais a lamentar el resto de vuestra vida.

Pues no, no podíamos imaginarnos lo bonito que era, así que esas fueron las palabras que, entre llantos de alegría, pude pronunciar mientras el cuerpo alargado y violáceo de Galadriel se abría paso para llegar a este mundo.

Han pasado ya quince meses desde entonces. Sus primeros volteos del cuerpo, sus primeras papillas, sus primeros dientes, sus primeras palabras, sus primeros pasos... Tan poco tiempo y tanto a la vez. Aprovechad el momento.  Cada momento es único e irrepetible, cada día es más niña y menos bebé... Aunque siempre lo será.

Esta es la primera entrada de lo que espero, sea un agradable camino con todas/os vosotras/os con destino a ninguna parte y a todas ellas.

Merry.