jueves, 14 de febrero de 2013

HLC...

Hace mucho que no escribía en este, mi blog casi-solitario. Mea culpa, lo admito. Este es el precio a pagar por no darse a conocer y pasar un rato leyendo otros blogs y opinando en ellos.
Sea por falta de inspiración, de tiempo, de ganas o quizás una heterogénea suma de todo ello aderezada con mucho descuido, el hecho es que no me prodigo lo que debería. Será que me voy pareciendo cada día más a mi otro yo, aquél que reniega del facebook y el twitter como el abstemio del vino o el musulmán del jamón de jabugo....

No es que con el título de esta entrada me haya pegado la vena científica ni que os esté describiendo la fabulosa vista que tenemos en la comarca de los depósitos de carburante que los nobles tienen a este lado del río... No. La cosa es mucho más simple. Casi tan simple y básica como yo mismo. Después de mucho tiempo de preparación, dolores de cabeza, planificaciones, etc, llega la semana del bautizo de nuestro querido Faramir y..... Tacháaaaaaaannn.... Enfermedades, fiebres, dolores musculares, problemas personales.... Pasen ustedes! Les apetece tomar algo? Quedarse un rato? No, claro que no importa! Tras una larga temporada sin pasarse por casa, ... Quédense seis días si les apetece!

No quiero aburrir. Basta con decir que en casa hemos estado (sí, plural) casi una semana jodidos, pero jodidos de verdad, y que al bautizo, que por nuestras narices lo hicimos, no pudo venir una persona muy muy especial que lo está pasando aún peor. Ánimos madrina, y recupérate pronto!

En resumen. Hasta Los Cojones. Ya está. Ya lo he dicho. Y si no lo hago reviento.

Quien conoce a un hobbit sabrá que, no sólo comen a todas horas, sino que además tienen en todo momento viandas y provisiones suficientes para cualquier visita inesperada, como aquella que antaño recibiera el viejo Bilbo. He tenido la suerte de no recibir visitas estos días, ya que la famosa hospitalidad hobbit hubiera caído a unos mínimos poco justificables, casi tanto como mi apetito, el cual debo haber perdido en algún sitio ya que no soy capaz de dar dos bocados.

Es curioso cómo una experiencia como esta te da la oportunidad de darle vueltas a las cosas, y si nos descuidamos hasta a uno mismo.

Todos tenemos dentro un ángel y un demonio que potenciamos, a veces inconsciente y otras conscientemente según la situación concreta que vivimos, y si bien la mayoría tendemos a un equilibrio de fuerzas, hay momentos en los que nos puede una más que la otra y nos lleva a actos y obras de los que podemos sentirnos orgullosos o avergonzarnos profundamente, siempre que nos hagamos un riguroso auto examen de conciencia.

Soy imperfecto y por tanto estoy alejado de Dios, del ente superior, sustancia, esencia o como queráis llamarle los creyentes, sea la que fuere vuestra creencia, pero no por ello dejo de ser parte de Él y sigo en mi lucha por crecer.

Estos días he visto con frecuencia a mi Demonio. Quizás con demasiada frecuencia.

Está detrás de cada adversidad, de cada mal pensamiento, de cada NO que sale de mis labios... Detrás  de la oportunidad de aprendizaje que dejo escapar y del reniego que suelto cuando el pinchazo de la cintura me recuerda que duele mucho.... Porque estoy vivo y puedo caminar. Hay otros y otras que no tienen mi suerte.

He visto menos a mi Angel, pero tambien le he visto. Mucho menos de lo que debería.

Está detrás de la sonrisa de mi hija cuando se levanta, risueña, por la mañana, de la mirada de amor de mi mujer que me lo dice todo sin articular palabra, detrás de la cara de sorpresa que pone Faramir caa vez que descubre algo nuevo, en cada mensaje que recibimos de nuestros amigos deseándonos una pronta recuperación...

Quizás también detrás de estas líneas que hoy fluyen con la facilidad que tenía un crío enamoradizo de trece años al que le gustaba escribir...




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