lunes, 5 de noviembre de 2012

Duérmete niño...

Hace dos semanas que nuestro querido Faramir llegó al mundo. Fue casi a caballo de un día a otro, y no un meara cualquiera (excelso equino montado por el pueblo de Rohan), ya que por cuarenta y cinco minutos se quedó bajo el signo de Libra. Es un bebé fundamentalmente sano y tranquilo, lo cual ya es mucho. Come bien, gana peso y altura con rapidez y, a juzgar por la frecuencia de sus cambios de pañal, la maquinaria funciona a pleno rendimiento. La felicidad es completa, ya que Éowyn también se recupera a buen ritmo.

 Resulta curioso lo selectivo de nuestros recuerdos y lo relativo de nuestra percepción. Faramir pesó y midió algo más que Galadriel, y sin embargo parecía lo contrario al ver su menudo cuerpecito. Igualmente, y pese a lo robusta que está Galadriel, siempre la voy a ver como mi niña pequeña.... excepto el día que conoció a su hermano. A su lado parecía un troll de las cavernas!

 Tras una semana y media en casa parece que el pequeño del agujero-hobbit va regulando las comidas y horas de sueño nocturnas. No es puntual a su cita con Morfeo como su hermana, pero tampoco es para quejarse. No crece Athelas bajo cualquier arbusto!

 En la cuestión del sueño parece que se repite la historia... Hasta ayer. No había manera de que Galadriel conciliara el sueño en mis brazos cuando era un bebé, de hecho raramente se dormía en brazos de alguien que no fuera Éowyn, y Faramir parecía haber adquirido la misma costumbre... Hasta ayer. No estaba particularmente cansado ni tenía hambre, pero en un instante se inquietó y lo que comenzó como un llanto fue in crescendo hasta rivalizar con el chillido de un jabato. Como esta secuencia ya la tenemos más que mecanizada lo tomé en brazos y me dispuse a dejarlo en los de Éowyn, pero se calmó antes del cambio y chupete mediante, nos dio una tregua para cenar. Duérmete niño, murmuré para mis adentros mientras recordaba la canción de cuna que a todos nos han cantado... Gracias mi pequeño hobbit!

1 comentario:

  1. Me encanta que papá hobbit vuelva a escribir, ya que es uno de tus dotes. Y que escribas hablando de la vida que compartimos junto a nuestros hijos es lo mejor que nos puede pasar.

    Seguro que ellos te traerán la inspiración para seguir en marcha este proyecto.

    Te quiero papá hobbit! Y siempre me emocionas. Muaks!!!

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